Por fin se acabó el mundial, ha sido un mes largo en el que hemos disfrutado de buenos goles, pasión y tácticas, muchas tácticas y en ese terreno amigos míos solo puede sobrevivir el que ahora es el campeón del mundo, Italia. No solo han demostrado, como en ellos es habitual, una magnifica defensa, orden y disciplina, también han recurrido al coraje cuando ha sido necesario y al fútbol de ataque, como en esa media hora de infarto que fue la prorroga de la semifinal frente al anfitrión.
En muchos medios se escribió que este sería el último baile del cisne, o sea de Zidane, y este gigante estaba cumpliendo con las expectativas, movió al equipo, mostró su fútbol y marcó un penalty increíble. Pero sabido es que a este astro a veces, y no pocas veces, pierde los nervios y en un momento de rabia ensució su adiós y es una pena. Aunque como todos saben soy un culé hasta la medula, he de decir que disfruté de Zidane, de su magia, su elegancia, su clase. Y como a todos a los que nos gusta este juego, esa imagen de Zizou cabeceando el pecho de Materazzi me destrozó, él se merecía algo más, no voy a decir que Francia debió ser el campeón, de hecho yo iba con Italia, pero así no, así no.
Por cierto, había que matar al cabrón que se inventó eso del “cuadrado mágico”, los del Madrid me darán la razón, ese esquema maldito acabó con el que a priori era el equipo invencible y apagó la magia del numero uno, Ronaldinho. También merece una mención especial el partido que perdió Argentina con Alemania, del que el único responsable es Pekerman, que ya con el partido ganado (Alemania estaba fundida) el técnico argentino tiro por la borda con sus cambios incomprensibles.
Y para terminar mis felicitaciones a los campeones, Italia y Montes. Las retransmisiones de los partidos nunca volverán a ser igual desde que apareció este genial personaje para animar al deporte rey.
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