Por cuestión de tiempo y de nervios, he dejado pasar una semana para hablar de la conquista de París, la noche mágica blaugrana, nuestra segunda copa de Europa. Debo decir que me llevé una gran sorpresa al ver que Iniesta no estaba en el once titular, no lo entendía y resoplé con algo de resignación. Pero como he tenido tiempo para pensar en ello, debo decir que Rijkaard acertó, no porque Van Bommel diese un gran partido, que no lo hizo, sino porque Frank hizo un plan global del partido, ya si bien es cierto que Andrés hubiera dado más velocidad al cuero, y que posiblemente hubiéramos sufrido menos durante el primer tiempo, no habríamos tenido un gran revulsivo por si las cosas se ponían difíciles. Porque no es lo mismo que salga del banquillo Van Bommel que Andrés, un futbolista que es capaz de encontrar los espacios y el orden en partidos rotos. Que Larsson entraría en el segundo tiempo estaba cantado, lo que no, es que el héroe fuera Belletti, uno del los hombres más discutidos de la plantilla y que tenía un pie y medio fuera del club. Todos esperaban al 10, pero esa noche no sonreía, ¿le pudo la presión? No lo creo, un hombre que ha ganado una copa del mundo y que lleva tres años en lo más alto del fútbol mundial no tiene miedo escénico, aunque tengo la teoría de que se tomó este partido como un pulso entre él y Henry, y este solo necesito 3 minutos para meterle miedo en el cuerpo no solo a él, sino a todo el barcelonismo, a todos menos a Valdés, que como diría un personajillo televisivo “Pa chulo su pirulo”. El crack no se encontraba, Frank lo situó de falso delantero centro y eso hizo que tuviera menos contacto con la pelota y como bien se sabe eso incide directamente en el juego del Barça.
Pero fue desde esa misma posición donde el crack cambió el partido al meterle un balón de oro a Eto’o, que originó la expulsión de Lehmann. Por cierto, el gol era legal, pero eso ya es historia y tampoco me voy a detener mucho en contarles el partido, porque seguramente ya han leído muchísimas crónicas. También deben de saber que Henry no viene. Muchos nos frotábamos las manos al ver a este genial futbolista, que le da igual si está Márquez o Puyol frente a él, solo Valdés lo pudo detener. Henry solito fue capaz de poner los pelos de punta al once blaugrana, lo hace todo, lo hace bien y lo hace bonito. Es rápido, elegante y se echa a las espaldas al equipo, es una lástima que no podamos disfrutar de su fútbol en el Camp Nou. Y como sé que no tengo la repercusión para desestabilizar a la junta digo que con Sandro esto no hubiera pasado. Pero volvamos a París, el Barça se acogió a la épica en cuatro minutos de infarto adornados de una lluvia torrencial, la final soñada.
Por cierto, el próximo año la final se jugará en Atenas. Es la hora de pedir más. Tenemos equipos para más. Es hora de limpiar esas grandes heridas, y este equipo, probablemente el mejor equipo de la historia del club, puede cumplir con esa tarea. Este año ha sido uno de los mejores en los más de cien años de historia, con la liga ganada a 12 puntos del segundo puesto, y ganando la Champion. Tenemos al mejor jugador del planeta, al mejor defensa, dos copas siguen siendo muy pocas, aunque ahora toca disfrutar. Visca el Barça, visca el Rei d’Europa.
