martes, mayo 09, 2006

Lucharaaaaaaán


El 5 de mayo en México se celebra el día que nuestro ejército derrotó a las poderosas fuerzas francesas en el año 1862, la denominada Batalla de Puebla. Por cierto, para los que no lo sepan, perdimos la guerra, pero como somos un pueblo que nunca ha ganado ninguna, ponemos el país patas arriba y nos emborrachamos recordando el día que nos chingamos, aunque fuera por un ratito, a los franchutes.

Después de este intro histórico-educativo, procedo a contarles un poco sobre las imágenes de este post. El pasado 5 de mayo me dejé caer por el Teatro Principal que se encuentra en Las Ramblas barcelonesas para, después de cómo mínimo una década, disfrutar de una noche de lucha libre. Ese mismo día por la tarde fui engañado. Un personaje de nombre Ayax, que no es un guerrero de la mitología griega, si no un mexicano que cocina bien, aparte de tener un historial de lo más divertido, cosa en la que no entraré en este espacio, me llamó por la tarde informándome de dicho evento y prometiéndome la presencia de El Hijo del Santo y el Perro Aguayo. Como ya se habrán dado cuenta al ver la foto, nada más lejos de la realidad, ya que el nombre de los luchadores que se jugarían el pellejo esa noche eran, El Hijo del Santo Domingo y El Perro Aguado que compartían cartel con el que, a lo largo de la noche se erigiera como el gran coloso del evento, El Último Chingón, no solo por su fabuloso traje, sino porque es un verdadero hijo de la chingada, cosa que para un rudo que se precie es un gran cumplido. Aparte de estos gladiadores, también estaba el 1000 Huesos que es un, digámoslo así, homenaje a La Parka, y el Mariachi que es, junto a Mascara Sagrada, el luchador más antipático, ñoño e inútil que he visto en mi vida. Pero para no hacerles más largo este texto, solo diré que el espectáculo fue como lo es la comida mexicana en esta ciudad, resultona y sin picante, vamos que un tipo como yo necesitaba escuchar eso de “Ahí va el agua”, pero ya se sabe que, como México y como en México no hay nada.